Los imperios del mal crecieron porque  políticos y empresarios occidentales, en su afán de enriquecerse, se volcaron a hacer con ellos cualquier clase de negocios. Felices con esta promiscuidad comercial, abrieron la puerta tecnológica para que los totalitarios entren a saco en los claustros de la ciencia y el desarrollo.

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Imagen: Visión del Apocalipsis, óleo sobre
tabla de Herri met de Bles (1510-1567)