No existen los derechos de un río, existen los derechos humanos a los ríos, esto implica que estén vivos, limpios, enteros. Si se los contamina, seca o se los convierte en fétidas corrientes de agua muerta, se atenta a los derechos humanos. En ese mismo marco no hay tales derechos del paisaje, hay el derecho humano al paisaje, que ha sido siempre objeto de contemplación, que es la forma más noble, universal y duradera de placer. El paisaje bello en su integridad forma parte de nuestro inalienable derecho a buscar la felicidad.
Para leer completo dar clic en la imagenImagen: El incesante Ródano, foto del autor. A todos mis amigos y lectores les invito a suscribirse a Diario El Universo para mantener este gran esfuerzo editorial: https://www.eluniverso.com/suscripciones/
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