Lo que buscaban al inventar, contra toda lógica, unos supuestos «derechos de la naturaleza», era quitar al ser humano de su papel central en las normas éticas y jurídicas. Si el ser humano no es el primer sujeto y el objeto último de la práctica moral y política, entonces cualquier cosa puede serlo y se antepone a las necesidades y condiciones de las personas. Tras estas aberraciones está el propósito de las castas político-burocráticas para establecer sus normas en todos los aspectos de la vida.
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Imagen: Bodegón con huida a Egipto, óleo
sobre tabla de Pieter Aertsen (Ámsterdam, 1508-1575)
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