La triste historia de escritoras condenadas al anonimato, al silencio o al secreto en décadas y siglos pasados, parece que empieza a ser superada, a lo mejor no tan rápido como quisiéramos, pero el cambio es evidente. Valga este 8 de marzo para destacar el fenómeno de una poderosa irrupción de mujeres en la literatura ecuatoriana. Un grupo de escritoras guayaquileñas cobra especial relevancia, preludiando un buen momento para las letras porteñas, tal como se dio hace casi un siglo. Reseño obras de Solange Rodríguez Pappe y Marisol Pons como muestra del buen augurio. Mi artículo en Diario El Universo hoy.

Imagen: foto Taller DAF 

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