La situación de los ancianos será el más grande problema de la humanidad. Para 2100 constituirán el 40 por ciento de la población mundial. Carencias económicas, de salud, de relación social azotan a este grupo. Lo complejo de esta problemática se manifestó recientemente en la discrepancia entre los poderes ejecutivo y legislativo. La Asamblea elaboró una ley para aliviar el desempleo “de la tercera edad” y estableció que los empleadores mantengan un porcentaje de trabajadores de esa condición. El presidente vetó esta ley. ¿A cuenta se quiere cargar este problema a la empresa privada? Ya tiene bastantes imposiciones y obstáculos que exigen un enorme esfuerzo financiero y administrativo. Las empresas no son entidades de beneficencia. Su obligación es la generación de riqueza, que al circular en la economía nacional beneficia a todos los sectores.
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Imagen: Los Kuerner, pincel seco sobre
papel de Andrew Wyeth, (Chadds Ford,
1917-2009).

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