El mal no está en los terremotos y epidemias, estas catástrofes están calculados en los códigos de la naturaleza, un orden que no podemos cambiar. Mal es aquello que causa daño a alguien, sin estar legitimado en el orden de la naturaleza. La única entidad capaz de actuar por fuera de lo natural es el ser humano. Somos libres porque podemos ser malos. Los animales nunca son malos, simplemente son. Todo acto humano es imputable, porque nada nos obligó a hacerlo y pudimos usar rectamente conciencia, razón y voluntad para evitarlo. Somos ontológicamente distintos de la materia sometida a leyes inmutables. El origen de nuestras facultades morales debe estar, por tanto, en otra parte.
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Imagen: La tentación de San Antonio,óleo
sobre lienzo de Max Ernst (1891, Brühl-
1976, París)

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