El levantamiento del Inti Raymi, el 4 de junio de 1990, demostró al sordo establecimiento mestizo que el mundo indígena existía, que era un fuerza con la que había que contar para construir el país. Desgraciadamente la estructuras nucleadas en torno a la Conaie se empantanaron en la mecánica del paro y no han salido de un listado de propuestas puntuales y coyunturales, sin que se vislumbre a dónde quieren llevar a sus hermanos ni logren expresar qué es esa sociedad intercultural que quieren construir. Han suplido con manifestaciones agresivas e ilegítimas la falta de programa, sin que hayan sabido mostrar, ni siquiera a sus propias bases, el camino que quieren recorrer.
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Imagen: Cúpula de la Conaie, foto de
de Wilson Pinto en Diario El Universo

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