Vivir en el Ecuador se ha convertido en una aventura peligrosa. En todas partes nuestras vidas están amenazadas por delitos de sangre o por desastres de tránsito. Con los resultados del reciente referéndum se cortó la posibilidad de recibir cooperación internacional eficaz y de dictar una nueva constitución menos amigable con el crimen. Estamos a fojas cero en la lucha contra la inseguridad, mientras las vías se llenan de sangre y las cifras de las masacres nos estremecen con frecuencia por lo menos semanal.
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Imagen: Luna de lobo, óleo sobre lienzo
de Frederic Remington (1861, Canton-1909,
Ridgefiel)

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