Los miedos modernos y postmodernos hicieron de la muerte un tabú. Es lo que no se nombra y se oculta vergonzantemente. Hasta el siglo XIX, el gran tabú era el sexo, pero durante la vigésima centuria este secreto se fue desvaneciendo, lo sexual será exhibido hasta perder encanto e interés. A la muerte, esa realidad incomoda, es mejor taparla y no pensar en ella.
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Imagen: Ángel ante el sepulcro vacío de Jesús, óleo sobre
lienzo de Mijaíl Nésterov (1862-1942)
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