Durante la dictadura correísta, que todo lo echó a perder, se efectuó una “consulta” inconstitucional en su forma y en su fondo, por la que se prohibieron las corridas de toros completas en Quito. El resultado fue la muerte de la fiesta quiteña
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Imagen: Ligereza y atrevimiento de Juanito Apinani en la
de Madrid, grabado de Francisco de Goya (1746–1828)
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