Bajo el pánico a los fotógrafos subyace ese temor de que las cámaras roban el alma, tal como creen algunas comunidades primitivas enfrentadas a este artilugio moderno. Y en el caso de la persecución a los «fines comerciales», está la ecuatoriana envidia a que alguien lucre de manera legal.
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Imagen: Fotógrafo ambulante, grabado de Albert Bellenger (1846-¿1914?) publicado en L’Illustration, n° 2455,
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