La desorbitada importancia que otorgamos al festejo regional es muestra irrefragable de nuestra miopía pueblerina. Quito, capital con dos millones de habitantes, naufraga también en esta sobredimensión aldeana de sus fiestas.
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Imagen: El golpe maestro del leñador mágico, detalle
de un óleo sobre lienzo de Richard Dadd (1817-1886)
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