Siempre habrá demasiada libertad para inquisidores, censores y otras gentes con alma de tijera. Por eso todas las dictaduras intentan controlar las redes sociales. También están a favor del “control” envidiosos, congénitamente inhabilitados para entenderse con las computadoras
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Imagen: Alberich, rey de los nibelungos (1910) ilustración de
Arthur Rackham (1867–1939)