No sólo que no dejaron la mesa servida, sino que quedó la vajilla sucia y se robaron los cubiertos. Tras el atracón de diez años de correísmo, su legado son huesos pelados, botellas vacías e inodoros ocluidos
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Imagen: Naturaleza muerta con copa dorada, óleo sobre
tabla de Willem Claez Heda (1594-1680)
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