La astronave

Madrugué como todos los días, pero salí temprano al patio, el cielo estaba casi despejado. La porción del firmamento sobre Tumbaco estaba absolutamente clara y las estrellas brillaban espléndidas. De pronto vi una luz, de brillo similar a los planetas más grandes, que se desplazaba veloz hacia el noreste. Se trataba, sin duda, de una nave espacial, de un satélite quizá. Pensé que muy probablemente era la Estación Espacial Internacional. La visión me emocionó hasta las lágrimas, he conseguido distinguir en el cielo de la noche otras veces luces que se desplazan, no tenían la nitidez de esta y no sé por qué no me habían producido esa sensación de asombro.

Me acordé de Proust, quien narra que yendo a caballo vio un avión, un encuentro que lo maravilló hasta el llanto. La anécdota tiene sentido si tomamos en cuenta que la novela En busca del tiempo perdido, narra el suceso como ocurrido a principios del siglo XX. Uno de los aspectos interesantes de esta larguísima obra es, justamente, el impresión de las gentes ante los inventos que comenzaban a introducirse en aquel tiempo: teléfono, automóvil, avión… actualmente las personas raramente se pasman al ver nuevos artilugios, damos por hecho que la ciencia y la técnica tienen una suerte de obligación de atiborrarnos con novedades todos los años. Por eso me sentí complacido al sentir mi propia estupefacción en la helada madrugada. Mi generación sí se emocionó ante la aventura espacial, ante los viajes de Gagarin y la epopeya del programa Apolo, algo de eso me queda y las noticias del espacio todavía me interesan.

En el sitio web de la Estación Espacial ( http://www.estacionespacial.com/ ) hay mucha información y se puede saber cuándo pasará la nave sobre tu ciudad. Y en efecto, pasó sobre Quito el miércoles 21 de agosto a las 5 y treinta y uno de la mañana. Era la luz que vi y que se perdió sobre la colina Pukará en unas condiciones meteorológicas inmejorables. Un día mi nieto Bruno verá con frecuencia la entrada en la atmósfera de naves provenientes de otros planetas… bueno ese ha sido el sueño de varias generaciones, en todo caso espero que lo emocionen y que no pierda jamás el sentido del asombro que es lo que nos hace humanos.


Imagen: Estación Espacial Internacional, 
foto de NASA